Oftalmología: el glaucoma
27.02.2014 16:06La oftalmología es la parte de la medicina que estudia todo lo relacionado con el ojo, tanto sus enfermedades como la cirugía. Se centra especialmente en el globo ocular, el sistema lagrimal anexado a él, su musculatura y los párpados. Y aunque son muchas las enfermedades que se tratan desde esta rama de la medicina, vamos a centrarnos en una de las más comunes, el glaucoma.
Dentro de la enfermedad del glaucoma hay diferentes grados. El glaucoma de ángulo abierto, de ángulo cerrado, congénito o secundario. El glaucoma se genera cuando el líquido llamado ``humor acuoso´´ o fluido intraocular, que se encuentra en la parte frontal del ojo, no es drenado correctamente. La producción y el flujo es un proceso continuo y vital para asegurar el buen funcionamiento del ojo.
Según la cantidad de fluido que generemos variará la presión intraocular o lo que es lo mismo la PIO. Cuando la PIO aumenta, el líquido se está acumulando en el ojo y ello genera graves problemas visuales. Generalmente suele acumularse de una forma tan lenta, que resulta difícil detectar los problemas, pues los síntomas son casi imperceptibles e indoloros. Sin embargo, en los casos más severos y poco comunes puede detectarse claramente una visión borrosa, cefaleas, dolor ocular, náuseas o pérdida repentina de visión entre otros.
El tipo de glaucoma más común es el de ángulo abierto. Se desconoce todavía cual es la causa que lo genera, aunque la presión intraocular va creciendo lentamente y el humor acuoso se va acumulando. Este tipo de glaucoma tiende a ser de carácter hereditario y suele aparecer en la vejez. Y por extraño que parezca, son especialmente las personas de origen africano las más propensas a sufrir esta enfermedad. Como ya hemos explicado, suele ser asintomática pero a veces se detecta por la pérdida de visión lateral o periférica.
Por otra parte, el glaucoma de ángulo cerrado se genera cuando la salida del humor acuoso queda totalmente bloqueada. La presión intraocular aumenta rápidamente y ello supone un fuerte dolor ocular. Es muy diferente al glaucoma anterior y daña a la visión de una forma rápida y dolorosa. Es muy probable que se sufra de esta enfermedad en un ojo sano si se ha padecido de glaucoma en el otro. Entre los síntomas que nos ayudan a detectar este nivel de glaucoma destacamos el dolor repentino en algún ojo, la visión borrosa, el enrojecimiento o la inflamación del mismo.
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El congénito está presente en bebés y es trasmitido de padres a hijos, es decir, es hereditario. Se genera por un desarrollo anormal en los ojos y está presente ya en el nacimiento. Se detecta a los pocos meses de vida y hay una opacidad claramente visible en la parte frontal del ojo. Además de ellos, los ojos suelen ser más grandes de lo común, son sensibles a la luz, lagrimean y se enrojecen con facilidad.
Finalmente el glaucoma secundario se genera por el consumo de fármacos, alguna enfermedad ocular como por ejemplo la uveítis, enfermedades sistémicas o algún traumatismo.
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